Jesús es residente en Carmona y profesor del IES Maese Rodrigo desde 2017, tras pasar por otros institutos, como el vecino Arrabal o el IES El Carmen de Cazalla de la Sierra. Cuenta ya con una extensa trayectoria literaria, con numerosas publicaciones en revistas y libros de poemas, además de artículos críticos.
Perfil biográfico
Jesús Cárdenas (Alcalá de Guadaíra, Sevilla, 1973) es profesor, ensayista, crítico literario y poeta. Ha publicado los libros: La luz de entre los cipreses (2012), Mudanzas de lo azul (2013), Después de la música (2014), Sucesión de lunas (2015), Los refugios que olvidamos (2016), Raíz olvido (2017) y Los falsos días (2019). Algunos de sus poemas han sido reconocidos con premios: Algunos arraigos me vienen (“José María De los Santos” 2005); Raíces de ser (“Florencio Quintero” 2013); Tormenta en lento silencio (Finalista, "Ángel Ganivet" 2017); La casa familiar ("Isabel Ovín" 2018); Arquitecto del mundo (“Memorial Rosario Martín” 2019). Varios de sus textos se han traducido al inglés, francés, italiano y portugués.
Te ofrecemos dos de sus poemas, uno de ellos aún no publicado en libro:
Cicatrices
No hay cicatriz, por brutal que parezca, que no encierre belleza.
Piedad Bonnett
En aquella cándida colina de piedras blancas
creíamos amarnos.
Parecía el reflejo en nuestros ojos.
Pero allí, los labios se agrietaban,
nuestros rostros de frío se consumían de escarcha
(en lo blanco se fijan cicatrices).
En cada amanecer de cielos nuevos
creíamos amarnos.
Mientras el aire y nuestro mar dormían,
te quitaste, callada, la coraza
(también el cielo tiene cicatrices).
En el sigilo interno de la noche
creíamos amarnos,
esperando certezas que lanzar a las nubes,
y no cristales en la alfombra
(la noche triste asume cicatrices).
(Los falsos días, Granada: Alhulia, 2019)
Orfeo persigue una imagen futura
Las líneas han vuelto a unirse.
No hay viaje posible sin feliz vuelta.
Celebramos que el mundo no se frene.
El aire me trae una brisa fresca,
de una aceituna verde que no madura nunca
y un cielo azulado donde cruza un ave
como un punto que permanece,
cometa alzada.
La lluvia en junio
no será plata lánguida
sino el santuario de los sueños.
Todo está aquí aún por estrenar,
el final del sendero por ver.
Vida palpable.
Todo por atrapar. Todo por encender.
Una palabra, un aliento, un horizonte
existirán igual que los abrazos,
las canciones al alba, el misterio
y la esperanza ondeando. Brindo
por los años que esperan
la luz de las caricias y los besos.
La vida
no es una fotografía guardada
entre las páginas
de un libro de poemas; sino una isla
con una primavera permanente.
Somos sólo el lugar donde seremos.
La vida es un ensayo. Hoy también.
Un puente que separa los dos lados,
de regreso de un viaje larguísimo
por anchos ríos y carreteras infinitas.
Todo está por probar.
Mañana,
si el día se rompiera
y el sol se inclinase hacia nosotros,
no te preocupes,
sabrá con su luz cómo iluminarnos.
Todo lo que en la luz se posa te asiste.
Entre nosotros,
la claridad. Es nuestra.
A nada renuncies, Eurídice
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