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ESCRITORES DEL MAESE: Manuel Toranzo (poesía)

Actualizado: 30 ene 2021


Felicitamos a nuestro compañero, Manuel Emilio Toranzo Montero (antiguo alumno y actual profesor del Maese) por su más reciente logro: la concesión a su primer poemario, Esta quintaesencia del polvo, del premio de poesía Las Noches del Baratillo de 2020 y el más reciente aún accésit en el concurso literario Isabel Ovín, en la modalidad de poesía, ambos certámenes literarios de gran prestigio.

NOTA BIOGRÁFICA (por él mismo)

Manuel Toranzo Montero (Carmona, Sevilla, 1990) es licenciado en Filosofía por la Universidad de Sevilla, Máster en Filosofía y Cultura Moderna por la Universidad de Sevilla y Máster en Profesorado en ESO y Bachillerato por la Universidad de Sevilla. Durante su adolescencia se interesó sobre todo por los autores norteamericanos del S.XX como Charles Bukowski o Ernest Hemingway. Posteriormente se interesa en la literatura hispanoamericana (especialmente por Julio Cortázar) y en la obra poética de autores españoles como Ángel González, Jaime Gil de Biedma, Luis García Montero o Karmelo C. Iribarren. En 2016 aprueba las oposiciones a profesor de enseñanza secundaria y desde entonces se dedica a la docencia. En 2020 gana la IX edición del concurso de poesía Noches del Baratillo.


Te pfrecemos dos de los poemas de este libro, cuyo título procede del Hamlet de Shakespeare:

¡Qué obra maestra es el hombre! ¡Qué noble en su razón! ¡Cuán infinito en facultades! ¡Cuán expresivo y admirable en su forma y movimiento! En sus acciones, ¡qué parecido a un ángel! En su inteligencia, ¡qué parecido a un dios! ¡La maravilla del mundo! ¡El más perfecto de los animales! Y sin embargo,...¿qué es para mi esta quintaesencia del Polvo?

W. Shakespeare: Hamlet


Sobre cómo ordenar una biblioteca

Estoy ordenando la biblioteca

y sorprende verse así

durante horas,

rodeado de libros,

ingeniando posibles fórmulas

para cuadrar esta vorágine

de palabras y solapas.


Mi hermano me sugiere

que pruebe por categorías,

que cuartee los espacios

como si fueran cuadrículas

y ubique los libros

como se asientan

los pisos del extrarradio,

que instaure, en fin,

una pequeña catástrofe

de orden y método.


No ha tenido en cuenta

la diferente dimensión

de las ediciones de estudiante

y la colección de Grandes pensadores

en treinta y tres tomos de Gredos.

Lo preciso es buscar un equilibrio,

la tensión perfecta

entre el tema y el volumen.


O esperar que los libros vayan

encontrando su sitio,

acomodándose,

como ejemplares huéspedes

a los anaqueles y las estanterías,

guardando cada uno,

por sí mismos,

las distancias exactas.


Dejarlos a su aire,

aprendiendo a convivir

los unos con los otros,

dispares y homogéneos,

echando raíces,

agarrándose a las baldas

como se agarran a la vida

los perros hambrientos.


Nada tiene de malo

que las bibliotecas crezcan

como los cementerios.


Infiernos vecinos

He pensado hoy

en los alemanes

enviando postales

de puentes y edificios derruidos.


He pensado hoy

en un hombre

que apaga la televisión

y se pone a revisar fotografías.


He pensado hoy

en cómo

crecen

los niños y los hongos.


Luego he dejado de pensar

y me he quedado quieto,

frente a una fuente tan seca

como el amor de los muertos.

Han pasado

dos crujidos de dedos,

siete coches,

cuarenta y cuatro temores inciertos.


Antes de salir,

me he buscado en los bolsillos

y ha sido una suerte

no encontrar el DNI.


Al llegar a casa

me he prometido

-como tantas veces-

que voy a empezar

a escribir un diario.


Aunque sé que es tarde

para miedos ancestrales,

me pregunto

dónde habrán quedado los infiernos.



Si te ha gustado su poesía, puedes conocerlo un poco mejor en esta entrevista:



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